La atención plena se basa en una técnica y esta técnica
consiste en una serie de procedimientos ( contar las respiraciones, estarse en
una posición quieta, tener la espalda derecha, escuchar atentamente sonidos, etc, etc, etc) que cuando los llevamos a cabo logramos
cierta intuición ( tenemos la experiencia de tener la mente en calma y logramos
claridad mental) y si luego compartimos y verificamos esa intuición con otros
que llevaron a cabo el procedimiento llegamos a un consenso compartido. Por lo
tanto, en este sentido, podemos afirmar que la atención plena lleva a
cabo los procedimientos necesarios que requiere la ciencia.
Todo aquel
que lleve a cabo el experimento de la atención plena se encontrará con un
conocimiento de tipo contemplativo, que deberá luego ser validado con aquellos
que hayan realizado el mismo procedimiento.
Toda
ciencia, en un sentido amplio, consiste
en la obtención de conocimiento válido , y la atención plena , mientras sigamos
adecuadamente las instrucciones, es un conocimiento válido .
Ahora bien,
si definimos ciencia en un sentido estrecho y la vinculamos únicamente a lo
empíricamente observable ( es decir si nos restringimos solo al uso de los sentidos) la atención plena queda por fuera ya
que es mucho mas que eso. Y ese mucho mas tiene que ver con el ojo de la
contemplación que trasciende e incluye al ojo empírico.
Cuando
usamos lo sentidos con un fin meramente empírico ( ciencia en sentido estrecho)
la meta se transforma en un
descubrimiento de medidas, de modelos de relaciones. El empirista no se
conforma con el instrumento humano, busca sofisticarlo para poder agudizar su
descripciones. Pronto se dará cuenta, entonces , que un pedazo de acero no es
tan solo una masa de materia continua tal como la percibe el ojo de la carne
humano, sino que si lo mira con microscopio percibirá un sistema complejísimo
en permanente movimiento.
Por otro
lado, el científico parte de la premisa de observar un objeto definido como
entidad separada. Desde allí cree poder abordarlo libre de prejuicios, un
sujeto vacío de contenidos, separado del objeto observándolo para encontrar
verdades científicas. ( Pero si llega
bien lejos en sus observaciones, tarde o temprano comprobara la
interdependencia existente en el universo de la que él también forma parte)
El ojo de la
contemplación y la atención plena, por
el contrario, nos invitan a comprender y a encontrar, mediante la experiencia (
¡y no mediante teorías!) la unidad de todas las cosas.
Cuando uno
busca el desarrollo del ojo de la contemplación no quiere instrumentos de
medición más sofisticados que los propios sentidos. Solo quiere perfeccionar el
propio instrumento para que quede vacío de contenido ( contenido mental sobre
todo) y poder, desde allí, arribar a percepciones reales, sin distorsiones.
La atención
plena se sirve de los sentidos pero es mucho más que los sentidos… aunque en el
fondo es tan simple. Todo lo que nos viene a
aportar es simplicidad. Salir de los callejones de los nudos conceptuales
y otorgarnos la maravillosa simplicidad para contemplar la vida. La mente quieta, en atención plena, es una
mente simple.
La práctica de la atención plena es un camino
privilegiado ( como lo son tantas psicoterapias occidentales) para producir
cambios en nuestra conciencia. La mente occidental (que esta despertando) esta
cansada de los mitos y los dogmas ( ¡que aunque fueron necesarios en el camino
evolutivo, ya que entre otras cosas
actuaron como agentes de cohesión social , tanto daño hicieron también!). Por
eso reniega de todo lo que tenga el sabor a “espiritual”. Pero la atención
plena no es espiritual en el sentido dogmatico y es ciencia en el sentido
amplio. Ese es el verdadero lugar que ocupa.
La atención
plena tiene el fin de modificar las formas de sentir nuestra propia existencia
para luego alterar y mejorar nuestros vínculos con la humanidad y la
naturaleza.
En nuestra
sociedad actual, tan enferma como se encuentra, capturada por la prosperidad
material hasta los limites del infinito, las mentes también se enferman
rápidamente y la psicoterapia parece el mejor remedio. En la medida que la
psicoterapia pueda ir acompañada del ejercicio de la atención plena los avances
serán más fructíferos.
Es que el
trabajo con la atención plena no solo sirve a los fines de calmar la ansiedad
sino que también es un poderoso motor para el desarrollo y la evolución de la
conciencia. Favorece, en todo sentido, la desidentificación con los contenidos
mentales y , por tanto, una identificación con niveles mas profundos del ser.
Y esta
desidentificación, esta práctica de la atención plena, será, inevitablemente,
una manera de actualizar una crítica a la cultura. Una revolución silenciosa, pacífica..y
sobre todo consciente .Ya que donde hay conciencia hay, necesariamente, contra cultura. Son los modelos culturales
imperantes los que deben ser cuestionados
y, ese cuestionamiento debe
partir de una observación rigurosa de los contenidos mentales que los
representan y que aparecen y desaparecen
de nuestro campo consciente.
El verdadero
practicante de la atención plena no es un ser pasivo, silencioso y sumiso. Es
un ser activo y consciente que de alguna manera u otra esboza algún tipo de
crítica social, y esto es una revolución profunda que deja a la vista las diversas formas de
condicionamiento social. Y cuando uno puede ver se libera, sobre todo, del odio a la sociedad y a esos
condicionamientos. Cuando uno en atención plena puede realmente ver ya no
necesita odiar, ya es libre.
De este
modo, la atención plena representa el paradigma de una ciencia y una
espiritualidad unidas e inseparables a favor de un desarrollo humano que conduzca
a la liberación de los condicionantes sociales.