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Diego

viernes, 12 de abril de 2013

ATENCIÓN PLENA : CIENCIA Y ESPIRITUALIDAD


La atención plena se basa en una técnica y esta técnica consiste en una serie de procedimientos ( contar las respiraciones, estarse en una posición quieta, tener la espalda derecha, escuchar atentamente sonidos,  etc, etc,  etc) que cuando los llevamos a cabo logramos cierta intuición ( tenemos la experiencia de tener la mente en calma y logramos claridad mental) y si luego compartimos y verificamos esa intuición con otros que llevaron a cabo el procedimiento llegamos a un consenso compartido. Por lo tanto,  en este sentido,  podemos afirmar que la atención plena lleva a cabo los procedimientos necesarios que requiere la ciencia.
Todo aquel que lleve a cabo el experimento de la atención plena se encontrará con un conocimiento de tipo contemplativo, que deberá luego ser validado con aquellos que hayan realizado el mismo procedimiento.
Toda ciencia, en  un sentido amplio, consiste en la obtención de conocimiento válido , y la atención plena , mientras sigamos adecuadamente las instrucciones, es un conocimiento válido .
Ahora bien, si definimos ciencia en un sentido estrecho y la vinculamos únicamente a lo empíricamente observable ( es decir si nos restringimos solo al uso de los  sentidos) la atención plena queda por fuera ya que es mucho mas que eso. Y ese mucho mas tiene que ver con el ojo de la contemplación que trasciende e incluye al ojo empírico.
Cuando usamos lo sentidos con un fin meramente empírico ( ciencia en sentido estrecho)  la meta se transforma en un descubrimiento de medidas, de modelos de relaciones. El empirista no se conforma con el instrumento humano, busca sofisticarlo para poder agudizar su descripciones. Pronto se dará cuenta, entonces , que un pedazo de acero no es tan solo una masa de materia continua tal como la percibe el ojo de la carne humano, sino que si lo mira con microscopio percibirá un sistema complejísimo en permanente movimiento.
Por otro lado, el científico parte de la premisa de observar un objeto definido como entidad separada. Desde allí cree poder abordarlo libre de prejuicios, un sujeto vacío de contenidos, separado del objeto observándolo para encontrar verdades científicas.  ( Pero si llega bien lejos en sus observaciones, tarde o temprano comprobara la interdependencia existente en el universo de la que él también forma parte)
El ojo de la contemplación y  la atención plena, por el contrario, nos invitan a comprender y a encontrar, mediante la experiencia ( ¡y no mediante teorías!) la unidad de todas las cosas.
Cuando uno busca el desarrollo del ojo de la contemplación no quiere instrumentos de medición más sofisticados que los propios sentidos. Solo quiere perfeccionar el propio instrumento para que quede vacío de contenido ( contenido mental sobre todo) y poder, desde allí, arribar a percepciones reales, sin distorsiones.
La atención plena se sirve de los sentidos pero es mucho más que los sentidos… aunque en el fondo es tan simple. Todo lo que nos viene a  aportar es simplicidad. Salir de los callejones de los nudos conceptuales y otorgarnos la maravillosa simplicidad para contemplar la vida.  La mente quieta, en atención plena, es una mente simple.
La  práctica de la atención plena es un camino privilegiado ( como lo son tantas psicoterapias occidentales) para producir cambios en nuestra conciencia. La mente occidental (que esta despertando) esta cansada de los mitos y los dogmas ( ¡que aunque fueron necesarios en el camino evolutivo,  ya que entre otras cosas actuaron como agentes de cohesión social , tanto daño hicieron también!). Por eso reniega de todo lo que tenga el sabor a “espiritual”. Pero la atención plena no es espiritual en el sentido dogmatico y es ciencia en el sentido amplio. Ese es el verdadero lugar que ocupa.
La atención plena tiene el fin de modificar las formas de sentir nuestra propia existencia para luego alterar y mejorar nuestros vínculos con la humanidad y la naturaleza.
En nuestra sociedad actual, tan enferma como se encuentra, capturada por la prosperidad material hasta los limites del infinito, las mentes también se enferman rápidamente y la psicoterapia parece el mejor remedio. En la medida que la psicoterapia pueda ir acompañada del ejercicio de la atención plena los avances serán más fructíferos.
Es que el trabajo con la atención plena no solo sirve a los fines de calmar la ansiedad sino que también es un poderoso motor para el desarrollo y la evolución de la conciencia. Favorece, en todo sentido, la desidentificación con los contenidos mentales y , por tanto, una identificación con niveles mas profundos del ser.
Y esta desidentificación, esta práctica de la atención plena, será, inevitablemente, una manera de actualizar una crítica a la cultura. Una revolución silenciosa, pacífica..y sobre todo consciente .Ya que donde hay conciencia hay, necesariamente,  contra cultura. Son los modelos culturales imperantes los que deben ser cuestionados  y,  ese cuestionamiento debe partir de una observación rigurosa de los contenidos mentales que los representan y que aparecen y  desaparecen de nuestro campo consciente.
El verdadero practicante de la atención plena no es un ser pasivo, silencioso y sumiso. Es un ser activo y consciente que de alguna manera u otra esboza algún tipo de crítica social, y esto es una revolución profunda  que deja a la vista las diversas formas de condicionamiento social. Y cuando uno puede ver se libera,  sobre todo,  del odio a la sociedad y a esos condicionamientos. Cuando uno en atención plena puede realmente ver ya no necesita odiar, ya es libre.
De este modo, la atención plena representa el paradigma de una ciencia y una espiritualidad unidas e inseparables a favor de un desarrollo humano que conduzca a la liberación de los condicionantes sociales.  

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