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Diego

martes, 18 de abril de 2017

John Dupuy y los estados de conciencia en psicoterapia:

< El primer punto interesante de este capítulo tiene que ver con la normalización. Es absolutamente normal que transitemos ( durante el día y la noche) por diferentes estados de conciencia. No existen estados buenos o malos. Todos son naturales y todos tienen algo que decirnos. Cuando generamos algún tipo de adicción a algún estado en particular, como puede ser al estado de , enamoramiento felicidad , tarde o temprano nos meteremos en problemas. Vamos a buscar el modo de permanecer todo lo que podamos en ese estado e iremos generando un rechazo a los estados que nos generan displacer emocional (como puede ser el enojo o la tristeza) . Dupuy es un especialista en adicciones y conoce bien todo lo que hacemos para no abandonar o para evadirnos de ciertos estados. Intoxicamos nuestra conciencia con tal de permanecer adheridos a algo que, necesariamente, es transitorio y pasajero. Con un shot de tequila, una línea de coca, o una pitada de marihuana conseguimos mágicamente alterar nuestra conciencia. La magia opera en las adicciones. No hay trabajo, ni compromiso consciente para transformar mediante el entrenamiento a los estados de la mente sino que hay un deseo de que sea ahora y que sea ya. Que sea mágico. Y el placer es efímero. Luego aparecen otros estados más densos como la angustia, la culpa o la ansiedad que son el reverso de los estados mágicos que producen las drogas. Según el autor cuanto más conozcamos y comprendamos la naturaleza pasajera de los estados menos esclavos seremos de ellos. Y ese es el punto central del capítulo. Así como podemos conocer la máxima libertad gracias a la experiencia de ciertos estados (como al experimentar los estados contemplativos) también podemos volvernos esclavos de ellos. Branden, otro experto en el tema, habla de tener en cuenta los contextos a la hora de hablar de estados. Y resulta del todo coherente ya que no importa cuál sea el estado ( incluso cuando se trata de estados contemplativos) siempre el indicador de salud incluye el contexto. Y el modelo integral sabe de esto. Como todo terapeuta integral Dupuy presta gran atención al entrenamiento de estados de conciencia. Es el compromiso con una práctica de estados contemplativos lo que nos lleva a poder acceder a zonas interiores que resultan absolutamente transformadoras. Existe una gran diferencia entre experimentar azarosamente un estado amplio de conciencia (que se puede dar, por ejemplo, visitando un espacio natural o experimentando con alguna droga) a entrenar día a día los estados contemplativos. El entrenamiento genera el conocimiento necesario para poder acceder a las zonas contemplativas algo que las experiencias azarosas no permiten. Dupuy cita a Deida y menciona la diferencia entre estados endógenos que son los que parten desde dentro, como los estados contemplativos. Cuando entrenemos estos estados favorecemos el desarrollo psicológico ( a través de los niveles de conciencia). En cambio, los estados exógenos, como los que produce el consumo de LSD no proporciona ningún crecimiento más allá de lo fantásticas, profundas o aterradoras que puedan llegar a ser las experiencias. Si bien el entrenamiento en estados contemplativos no resuelve por sí solo problemas o dificultades psicológicas siempre colaboran con la salud mental. El saber aquietar la mente, por ejemplo, brinda la calma necesaria para tolerar o transformar cualquier emoción. Lo cual representa una habilidad importante. El entrenamiento también ayuda a tener más recursos para lograr desidentificarse de los estados. Los estados pasan, no tienen que ver con la identidad. Pero lograr desidentificarse requiere de un entrenamiento en la objetivación de los estados de conciencia. Por tanto la práctica se vuelve central para obtener salud mental. /b>

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